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Y HÁGASE LA LUZ

Hoy no podemos vivir sin ella, pero hace apenas cien años, la electricidad era una cosa nueva y rara. Su historia bajó del Arca de la Alianza, cruzó por Grecia, viajó por el mundo… y aterrizó en nuestra casa.

Si hay algo increíble en este mundo es cómo se olvida la historia de lo que nos rodea: no hay nada más presente en nuestra vida que la electricidad; vivimos envueltos en cables, enchufes y aparatos; basta con que se corte la luz y entramos en un estado que bordea la desesperación.


Sin embargo, el uso de la electricidad es muy reciente, tanto que incluso a principios del siglo XX era una novedad y a mediados del XIX el mundo vivía a pura vela, sebo y otras porquerías. Y eso que la electricidad está a la vista: el trueno y el relámpago son fenómenos eléctricos, y el rayo, probablemente, la primera fuente de fuego que utilizaron los hombres. Pero es muy difícil, realmente muy difícil, darse cuenta de que el rayo es el mismo fenómeno que se observa cuando al frotar un pedazo de plástico éste atrae pequeños pedazos de papel. Encerrar la electricidad en un cable llevó milenios.


Tales de Mileto, el científico y filosofo griego que vivió alrededor del 600 a.C., no tenía ni plástico ni papel, pero si notó que el ámbar, después de ser frotado, atraía pajillas, plumas y otros objetos livianos. Como la palabra griega que designa el ámbar es elektron, el buen Tales llamó “eléctrica” a esta fuerza misteriosa y conjeturó que era de la misma naturaleza que la fuerza que arrastra pedacitos de hierro hacia la piedra imán. No era raro que se le ocurriera, puesto que el efecto de tracción del magnetismo es realmente parecido, y durante mucho tiempo se pensó que efectivamente que la fuerza eléctrica y el magnetismo eran semejantes. Y así empezó la electricidad en el mundo antiguo.

Hay quienes cuentan una leyenda curiosa: se le ocurrió a Georg Christoph Lichtenberg, quien sostenía que el Arca de la Alianza de los judíos era una maquina eléctrica. Decía que esta reliquia sagrada que el pueblo de Israel arrastró durante sus vagabundeos por el desierto del Sinaí contenía dos tablas de piedra con los Diez Mandamientos y estaba construida en madera seca de acacia cubierta (por dentro y por fuera) con delgadas placas de oro (o sea, dos capas de material conductor y una capa de material aislante en su interior). Pero además, el tabernáculo entero, donde el Arca estaba depositada, contenía una buena cantidad de objetos de metal, especialmente oro, plata y bronce. De acuerdo con Lichtenberg, los objetos de metal podrían haber servido para cargar el arca, que habría funcionado como una batería. En el Antiguo Testamento, Éxodo, 40, leemos que una nube solía aparecer sobre el tabernáculo: “Entonces una nube cubrió el tabernáculo del testimonio, porque la nube estaba y la gloria de Jehová lo tenía lleno. Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas, pero si la nube no se alzaba no se partían. Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo y el fuego estaba de noche, a la vista de toda la Casa de Israel, en todas sus jornadas”.


Si verdaderamente las cosas fueron así y el Arca funcionaba como una batería o un condensador, cualquiera que no estuviera al tanto podía haber sido electrocutado por una descarga con sólo tocarla. Y efectivamente, en Levitico 10, 2 se nos cuenta que dos de hijos de Aarón acercaron un incensario de metal al arca (aunque no se les había ordenado) “y llegó un fuego proveniente del Señor y los devoró y murieron”. Todo es posible y si se trataba de un fenómeno eléctrico, es bastante probable que los sacerdotes lo usaran para impresionar a sus fieles.


Si las cosas fueron realmente así, no significa desde ya que se tuviera una idea de los que significa la electricidad. Aunque la leyenda fuera cierta, del Arca de la Alianza a Edison hay una gran distancia. De hecho no hay ninguna evidencia de que la electricidad se usará en algo práctico, salvo que las mujeres griegas decoraban sus rizadores de cabello con piezas de ámbar: cuando los frotadores eran electrificados por frotamiento, se producían curiosos fenómenos. ¿Quién podría haber soñado que la electricidad no sólo iba a ser la base del funcionamiento del mundo, sino que es la base de la estructura del mundo, ya que es la que mantiene, mediante la fuerza electromagnética, unida a la materia sin que se deshaga en átomos sueltos y el universo deje de existir?


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