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EL TIRO DEL FINAL

El 5 de Marzo de 1918 los amantes del fútbol rioplatense se conmovían con una trágica noticia: un crack de Nacional se había suicidado en medio de la cancha. Se trató de Abdón Porte y hoy es un verdadero mito de la institución.

Cien años transcurrieron desde que Montevideo lloró con el suicidio de Abdón Porte, jugador de Nacional. Aquel martes 5 de Marzo de 1918, por el boca a boca, se fue propagando la infausta noticia. Al día siguiente, los diarios de Buenos Aires hablaban de Porte.


En Uruguay los historiadores deportivos aún debaten sobre aquella decisión de Abdón“el Indio” Porte. ¿Lo hizo al conocer que iba a ser desplazado de la titularidad de Nacional, donde ya había disputado más de doscientos partidos?


El lugar para dispararse un tiro no podría haber sido mássimbólico: el campo de juego de Parque Central, el estadio más importante de la capital uruguaya hasta que en 1930 se inauguró el Centenario.

El escritor uruguayo Horacio Quiroga publicó dos meses después en la revista porteña Atlántida el cuento “Juan Polti, half-back”, basado en el suicidio de Abdón. Allí, el autor de Cuentos de la selva y Anaconda esgrime la decadencia futbolística del jugador como la causa de su triste final y señala la presión que conlleva la gloria, “ese fuerte alcohol de varones”. Décadas después, Eduardo Galeano incluyó en su libro El futbol a sol y a sombra el texto “Muerte en la cancha”, en el que insiste sobre el ocaso futbolístico de Porte y el balazo que se pegó “en el centro de la cancha donde fue querido”.

La Gaceta de Buenos Aires informó: “En la madrugada de hoy, Porte se quitó la vida mediante un tiro de revólver en el corazón, después de colocarse en el medio del field del Parque Central. Cayó muerto con la cabeza sobre la raya del centro del field”. En cambio, el telegrama enviado por el corresponsal de La Mañana de Montevideo dice que su cuerpo fue encontrado en la casilla de jugadores del Parque Central.


El diario montevideano El Plata y otros medios, coincidieron en que Porte dejó una carta dirigida al presidente del club, José María Delgado. En ella, expresaba su deseo de ser enterrado en el cementerio de La Teja junto a los hermanos Bolívar y Carlos Céspedes, jugadores del club que habían fallecido en 1905 por viruela. En esas líneas póstumas le encomendaba el cuidado de su madre. A su entierro concurrieron más de siete mil personas.


En cuanto al motivo desencadenante, La Prensa del 6 de Marzo afirmaba: “Se recuerda que Porte manifestó en varias ocasiones que se suicidaría cuando notase que decaía su habilidad en el juego”. Sin embargo, La Mañana del 12 de Marzo transcribía un texto de un colega uruguayo titulado “Ha sido un Werther del sport”, también incluido en el Libro de Oro del Club Nacional (1953). El artículo alude al personaje de la novela de Goethe, Las desventuras del joven Werther, que se suicidó disparándose un arma a medianoche deprimido por un amor no correspondido. Dice el escriba que “malsanas brumas, sin duda, le impidieron ver claro y lo llevaron, contra la realidad de las cosas, porque no creemos que fuera cierta la decadencia, no había disminuido a su alrededor el halago del aplauso, ni el afecto de los partidarios, al trágico abismo en que ha caído”.


Porte se inició en Colón de Montevideo. Luego pasó a la Segunda del desaparecido Libertad, y de allí a Nacional a principios de 1911. Ese primer año jugó en la posición de back derecho. En 1912 se corrió a la línea media como centre-half y fue clave en el campeonato conquistado por Nacional luego de nueve años de frustraciones. Repitió los títulos en 1915, 1916 y 1917. A principios de 1918, el club logró el pase de Alfredo Zibechi, proveniente de Montevideo Wanderers, que jugaba en su mismo puesto. Pero justamente en el año previo a muerte, Porte había sido titular indiscutible: jugó 33 de los 37 encuentros y convirtió cuatro goles. Su último partido con los tricolores fue el 3 de Marzo de 1918; un amistoso, el primero de la temporada, y goleó 5 a 1 a Charley en el Parque Central.


Dos días después Abdón decidía entrar trágicamente en la historia. Como otras figuras del club, una de las tribunas del Gran Parque Central, desde 2001, lleva su nombre. Pero es el único al que recuerda una bandera que acompaña cada presentación de Nacional con una leyenda particular: “Por la sangre de Abdón”.

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